Este juego debía concienciar a los niños y jóvenes sobre la importancia de reciclar y reutilizar. La mecánica consistía en indicar a un personaje qué residuo debía arrojar según el material del que estaba hecho (plástico, papel, vidrio o desechos orgánicos) en el contenedor correcto y así evitar que llegue al arroyo. Si el jugador no lograba su objetivo, se desplegaba un vídeo que explicaba los efectos de la contaminación del cauce hídrico en la salud de la comunidad.